
"¿Qué quieres para tu cumpleaños?" preguntó el muchacho. Ella lo miró como buscando algo en el interior de su compañero, al fin respondió: un corazón. El chico hizo una mueca y ella siguió con su petición. "Un corazón rojo, tu corazón, y no me refiero a esos de espuma que venden por ahí". Así pues, como su chica pedía, se desnudó y se arrancó la piel del pecho, se arrancó todo cuanto molestaba hasta llegar al corazón y, al verlo, declaró: mejor me lo quedo, ¡nunca he tenido el corazón tan rojo!
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